A finales del siglo XIX, la noble madera especiada tenía un pedigrí muy conocido: el nombre de “candana” en sánscrito o “sandalia” en árabe, se usaba como una preciosa pomada para el cabello y el cuerpo. Un remedio contra la ansiedad, todavía se hincha hoy, incrustado perfectamente en el humo del incienso asiático.
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